La terapia neural es una práctica médica que se caracteriza por la aplicación de anestésicos locales diluidos, para obtener a través de ellos, cambios eléctricos de las regiones afectadas. Tiene sus fundamentos científicos que la respaldan, asentados en los conocimientos sobre la regulación que realiza el sistema nervioso autónomo en todo nuestro organismo (homeostasis).

La TERAPIA NEURAL, de origen alemán y ruso, es utilizada en medicina alternativa y se fundamenta en los descubrimientos de Huneke et al, que hacen referencia a los “campos interferentes” o “campo de distorsión”, los cuales provocan variaciones en los niveles bioeléctricos del sistema nervioso que alteran inevitablemente el buen funcionamiento del sistema orgánico y del psiquismo. En este mismo sentido, Speransky et al sustenta la tesis de que “la estimulación o perturbación de cualquier porción del sistema nervioso central o periférico puede llegar a convertirse en un punto iniciador de procesos neurodistróficos e inducir cambios funcionales y orgánicos” en cualquier parte del organismo. Bajo estas premisas, la TERAPIA NEURAL tiene su principal fundamento en la generación de un estímulo inespecífico en el organismo del paciente para que el mismo busque auto-organizarse hacia un estado de equilibrio. El estímulo inespecífico que se proporciona consiste en la inserción de una aguja y un anestésico local, la procaína. La neutralización de los “campos interferentes” con la procaína puede condicionar la interrupción del impulso neural nocivo o el cese de los estímulos caóticos autogenerados y recurrentes, resultando así en una mejoría de los síntomas establecidos. De esta manera, la TERAPIA NEURAL se basa en la normalización del sistema nervioso autónomo disfuncional, la parte del sistema nervioso periférico que es responsable de acciones involuntarias en el organismo, como las que forman parte de los sistemas inmunológico, cardiovascular o endocrino.

La homeostasis supone la concatenación de diversos fenómenos simultáneos (circulatorios, respiratorios, digestivos, hormonales, emocionales, etc.) y, por ello, todos los estados emocionales (como pánico, miedo, placer, dolor, etc.) se acompañan de reacciones fisiológicas concomitantes imposibles de separar u obviar. Esta homeostasis o autoregulación se establece por intermedio del sistema nervioso vegetativo, el cual mantiene infinitas anastomosis con el sistema nervioso periférico, forma multitud de plexos, se relaciona repetidamente con el sistema nervioso central y llega a todos los órganos, tejidos y células, constituyendo verdaderos sistemas intraviscerales.